LA TRAMPA DE LAS LETRAS DE LIQUIDEZ (LELIQs) EN ARGENTINA

En el libro La Economía En Una Sola Lección[1], se plantea que toda medida o política económica debe considerar no solo los efectos directos que pueda causar o su impacto de corto plazo, problema común de las personas  que solo miran lo inmediato de la medida y/o al grupo que le va a favorecer, soslayando su incidencia en el  largo plazo y sus efectos en los restantes grupos. Esta es la gran lección, según su autor, que todo economista debe considerar cuando está discutiendo una medida económica.

Esta falacia económica, que solo advierte lo que se percibe de manera inmediata y no lo que podría presentarse en escenarios futuros; es lo que se ha presentado en la Argentina con las Letras de Liquidez a corto plazo (LELIQs), que son Títulos de Deuda creados en enero de 2018, emitidos por el Banco Central de Reserva de Argentina (BCRA), para esterilizar el exceso de liquidez de la economía argentina, con la supuesta buena intención de reducir presiones inflacionarias y mantener estable el tipo de cambio.

La mecánica operativa de las LELIQs  es la siguiente: El gobierno para atender su déficit fiscal, a consecuencia de mayores gastos sociales y subsidios, recurre al BCRA para financiarlo. Pedido que es atendido emitiendo moneda inorgánica (maquinita), sin respaldo de reservas internacionales ni producción. Es Aquí que, ante la previsible elevación de precios, por la mayor oferta de dinero frente a la los bienes y servicios producidos en la economía, se plantea esterilizar esta mayor oferta de dinero a través de las Operaciones de Mercado Abierto, donde el BCRA coloca las LELIQs, a fin de ir retirando el dinero en circulación de la economía, que son adquiridos únicamente por los bancos, pagando tasas de interés semejantes a la inflación.

Esta medida, de algun modo, en el corto plazo logró conseguir sus objetivos en materia de inflación y tipo de cambio, pero favoreciendo grandemente a las entidades bancarias, quienes se dedicaron a ser intermediarios financieros, captando depósitos del público y colocándolo en el BCRA, obtenido sus utilidades a través del spread (diferencias entre la tasa de interés que paga por los depósitos y los que cobra al BCRA). Perverso mecanismo que eliminó el riego crediticio a los bancos y desincentivó la colocación de recursos financieros a las actividades económicas del país.

Obviamente, la medida resultó perjudicial a los otros sectores empresariales y también al sector familia, afectando adversamente el comportamiento de la economía, debido a que las empresas no recibían los recursos financieros en las cantidades necesarias y oportunas para mantener la producción e invertir;  provocando el estancamiento o leve crecimiento de la producción de bienes y servicios, no generando empleo formal y manteniendo fijos los salarios que se erosionaban con el crecimiento de los precios. Esta práctica afectaba tanto a las personas que contaban con empleo formal como a los que carecían de empleo, las que engrosaban las filas de los que percibían Planes Sociales del Gobierno.

 El Gobierno no tenia ningún interés de aplicar una sana política de equilibro fiscal; por el contrario, siguió  ensanchando el déficit, requiriendo cada vez una mayor emisión de dinero inorgánico y continuó con el mecanismo de la esterilización monetaria, utilizando la colocación de LELIQs en los bancos. En realidad, lo que se estaba haciendo era cebando una bomba de tiempo que, a la fecha, alcanza un monto ascendente a U.S.$ 40,0000 millones, que representa un estimado entre el 8% y 10% del PBI del país y es equivalente al doble de las reservas internacionales, data que muestra la dimensión del problema.

La anotada trampa de las LELIQs en la Argentina, es un claro ejemplo de la falta de análisis  y carencia de dimensionar, en su oportunidad, los efectos de mediano y largo plazo de la falacia económica enunciada por Hazlitt  en el año 1946, cuya bomba ahora debe ser desactivada por la administración Milie, como condición previa o en paralelo a la liberación del Cepo Cambiario,  otro de los “legados” que dejará la actual administración gubernamental, que afecta la convertibilidad de las divisas y la libre disposición de los  depósitos bancarios de millones de argentinos.

El tratamiento de la solución de las LELIQs que, esencialmente, son los depósitos realizados por las personas en el sistema bancario de argentina,  captados como LELIQs por el BCRA, implica considerar el impacto que tendría su devolución en el comportamiento de los precios, donde la liberación del Sector Externo, jugaría un rol importante en la formación de los precios  del mercado,  con el libre ingreso de  productos importados y el crecimiento del empleo formal por la expansión del mercado interno mediante las exportaciones.

Como consideración final, bien se podría decir que la Trampa de las LELIQs, es el resultado de un mal manejo de la política fiscal, que empujo a un afiebrada y encubridora política monetartia, lo cual condujo al desatre económico que actualmente registra la economía argentina. Esta afirmación cotejada y comprobada con cifras, constituye un crudo y real ejemplo que el sistema económico sigue funcionando, de manera independiente a la voluntad y deseos de los gobiernos y personas, expresándose a través del ajuste de precios y dentro de ellos el tipo de caambio. Esta farra de gastar más de los ingresos, ahora se tiene que pagar con nuevos préstamos a ser negociados internacionalmente por la administración Milei, cumpliéndose el certero adagio que en economía no hay lonche gratis, alguien siempre lo tiene que pagar y casi siempre, por no decir siempre, lo pagan los mas pobres, a los que supuestamente estaba dirigido el beneficio.


[1] Autor Henry Hazlitt

En su página 7 señala “Además de las pretensiones egoístas (que explican el mayor número de sofismas en la economía), un segundo factor que a diario engendra nuevas falacias económicas. Es la persistente tendencia de los hombres a considerar exclusivamente las consecuencias inmediatas de una política o sus efectos sobre un grupo particular, sin preguntarse cuáles serán a largo plazo no solo sobre el sector aludido, sino sobre toda la sociedad. Esa la falacia que pasa por alto las consecuencias secundarias. En eso consiste la fundamental diferencia entre la buena y mala economía.”